VILLA MERCEDES
Además de los $200 millones que recibió del Gobierno, Frontera tiene otros $30 millones de un fondo anticrisis pero los más pobres siguen con los techos rotos
Dos semanas después del temporal la ayuda no llega a todos los sectores vulnerables de la ciudad. En la mayoría de los barrios solo se colocaron plásticos en los techos, y muchas familias aguardan que autoricen los créditos y que les lleven las chapas que prometieron los funcionarios.
El segundo caos tras el temporal de piedras y lluvia que pasó por la ciudad el pasado 26 de enero fue para los damnificados inscribirse en los créditos. Acceder fue dificultoso, y según reclamaron muchas familias hasta este fin de semana, todavía aguardaban recibir el dinero.
Todo fue desorganizado y escandaloso alrededor de la ayuda. La Municipalidad debió procurar que los vecinos accedieran al beneficio de manera inmediata, pero eso no fue así. Se hizo a un ritmo de mucha burocracia, y las personas hicieron filas de 8 horas para iniciar los trámites. Y después fueron cambiando las metodologías. Pusieron una página web que se saturó todos los días y que generó incertidumbre. Lo que más le preocupa a las familias que habitan en viviendas precarias es que todavía no puede arreglar el techo.
Maximiliano Frontera tiene toda la plata para afrontar los inconvenientes que tiene su ciudad y sus habitantes. Desde la primera semana cuando se habló de la reconstrucción de la ciudad recibió $200 millones, no reintegrables, por parte del Gobierno. Aunque desconoce el destino que le dio, a dónde fueron asignados para su ejecución.
Y el 30 de enero firmó un decreto para declarar la emergencia y hacer uso del fondo anticrisis (una partida asignada a la secretaría de Economía y Finanzas dentro del Presupuesto municipal) que es $29.964.933.
Se resolvió que el gasto de ese dinero será utilizado durante 60 días, prorrogable por 30 días más.
En este plazo, los dineros de ese fondo, creado por la Ordenanza Municipal 1189-HyP/O/2022 (Jurisdicción 60, Programa 610, Cuenta 5120000), serán utilizados para “socorrer, ayudar, colaborar e intervenir (..) asistiendo en primer término en la faz social y sanitaria a aquellas personas e instituciones de manera colectiva o individual, en estado de vulnerabilidad, y en segundo término, interviniendo en la faz edilicia municipal, de infraestructura pública”.
Habilita además a realizar contrataciones directas, entendiendo que hay situaciones que no pueden esperar un proceso licitatorio o concursos.
Alberto Rodríguez Saá le prometió al intendente otros $800 millones. Estos dependerán de su tratamiento en el Concejo Deliberante, que una posible sesión extraordinaria. Cuando esto ocurra Frontera habrá acumulado $1.030 millones.
En dos semanas no solo hay vecinos reclamando que no hubo relevamiento en los barrios para saber dónde debían socorrer primero, sino que la ciudad todavía no logra volver a la normalidad. Hasta el viernes todavía se trabajaba para devolver el alumbrado público y en la limpieza de muchos sectores. En el centro se encuentran todavía los cables colgando por las veredas, y la basura acumulada en las esquinas.
En los primeros días los funcionarios llevaron plásticos para cubrir los techos y que soportaran la lluvia que llegó una semana después. El nylon que clavaron sobre las chapas dobladas todavía está, aunque otros se volaron. Que repartieron colchones a los que no necesitaban, después quedó expuesto en las redes sociales porque salieron a venderlos.
Los comerciantes fueron los primeros en ponerse en funcionamiento. Recambiaron las vidrieras y lo indispensable para seguir ofreciendo sus servicios. Para ellos también ofrecieron préstamos de $200 mil pero la mayoría no los tomó, decidió afrontar las reparaciones con fondos propios.
El 2 de febrero a través de la página de Facebook oficial de la Municipalidad se informó que habían recibido 300 perdidos por problemas de techos, y que se había “abarcado a la mayoría”. Ese día publicaron fotos de cuando se colocaron chapas. Después de eso no se conocieron otros datos. No se sabe si Frontera pudo comprar más chapas para cumplir las promesas.
Diego, del Barrio San Antonio aseguró que las chapas que le prometieron cuando se le inundó el rancho “no se las acercaron”, y Jorge del Eva Perón I comentó que en Acción Social “no tienen nada” y que le dijeron que “se anote por las dudas”. La piedra le destrozó el rancho y la pieza de su hija. Son 13 personas entre niños y adultos lo que la están pasando mal. Pero nadie lo escucha y por eso fue a los medios de comunicación.
Según se conoció, el presupuesto asignado a Desarrollo Social le quedan disponibles $12 millones para gastos de transferencias corrientes y de capital. Y el mismo monto tiene Defensa Civil, de los cuales $10 millones solo son de gastos de personal.
Ninguna de estas dos reparticiones está preparada para asumir situaciones de contingencia.